La realidad es que hoy en día los millennials tenemos muy mala imagen. Nos llaman la “generación perdida” o “generación smartphone”. Nos tildan frecuentemente de ser irresponsables, “estar desconectados” o de “ser egoístas”. A veces, hasta somos acusados de ser “la peor generación”. Los millennials somos quienes nacimos entre 1980 y el 2000, entre medio de la Generación X y la Generación Z – aquellos “jóvenes modernos” nacidos después del 2000, que realmente no recuerdan el momento donde la tecnología llegó a sus vidas (algo que parte de nosotros sí). Ahora bien, ¿valen la pena estas denominaciones? ¿somos todas las generaciones realmente tan diferentes entre sí a la hora de consumir, trabajar y pensar nuestro estilo de vida?
Sobre todas las cosas, ¿qué importancia tiene ser “señalado” como millennial en el ambiente laboral para las empresas de hoy? ¿Por qué importa hacer esta distinción? Principalmente porque, según la consultora ManPowerGroup (2016), para 2020 los millennials conformarán el 35 por ciento de la fuerza laboral mundial; y en realidad más aún, porque las generaciones posteriores a nosotros no serán con seguridad, más parecidas a los Baby Boomers. Así, es fácil comprender que con el pasar del tiempo, este número no hará más que aumentar y que, por un instinto de supervivencia las empresas deberán tarde o temprano actualizar ciertos valores, procesos, estructuras y estilos de management.
Hay un sinfín de papers, videos, blogs, estudios sociológicos sobre los “desafíos” que representamos para las compañías, pero quiero centrarme en el hecho que sí hay un único factor homogéneo que no cambia según el lente con el que se nos mire; un hecho indiscutible y factor común esencial: el de la omnipresencia de la tecnología en cada aspecto de nuestras vidas.
No necesariamente un millennial plantea el concepto del trabajo remoto por “pereza”, es porque sabe que podrá hacer lo mismo desde su hogar. Un millennial no necesariamente pide “flexibilidad en sus horas de trabajo” para atender otras actividades, sino porque sabe que hay herramientas de comunicación, colaborativas, inteligentes e intuitivas que acortarán su tiempo de trabajo. El millennial no es una persona “rebelde”, sino un joven que nació (o aprendió) de forma casi natural, a entender a la tecnología como un aliado para todo aspecto de su vida.
Siendo parte de una compañía de innovación y tecnología como Avaya sé que realmente existen herramientas y soluciones que permiten que esto sea una realidad. No mañana, ni en el futuro, sino hoy. La respuesta al instante, los espacios colaborativos, la integración entre los canales de voz, chat, e-mail, celulares, teléfonos de escritorio (en otras palabras, la omnicanalidad); la predicción inteligente, la optimización de recursos, la búsqueda de las respuestas más claras y más eficientes es posible con las tecnologías adecuadas y son éstas las que esperamos en nuestros puestos de trabajo, como las que demandamos a las empresas de las cuales consumimos.
¿Qué cambios deberían hacer las empresas hoy? La clave está en la innovación en comunicación y espacios de trabajo colaborativos. Cuando una compañía refleja la necesidad de adecuación de sus instalaciones y herramientas de trabajo para los procesos que se desarrollan internamente con sus colaboradores, se empieza a crear una cultura alrededor de estos cambios y, por lo tanto, una disminución de las brechas comunicativas existentes y aumento de la productividad. Ejecutar estos cambios no significa “atender a los caprichos” del millennial, sino atender a las necesidades de los futuros clientes; de los talentos actuales de la empresa. Representa sentar las bases in-house de un puesto que será atractivo para contar con el capital humano de trabajo que atraerá a los mejores perfiles.
Según un estudio de Glassdoor* las empresas que obtuvieron los mejores lugares en el Ranking de Mejores Compañías para Trabajar en Argentina son las que presentan mayor equilibrio entre la vida personal y la vida laboral; en México los resultados son muy similares con un enfoque centrado en el bienestar del colaborador. Estas palabras mágicas, son las más asociadas con los millennials: “buscamos el equilibrio”. Ahora bien, ¿hay alguna persona que no lo haga? No creo que en el pasado las generaciones anteriores no lo quisieran, buscaran o al menos anhelaran alcanzarlo algún día. No es un deseo descabellado, y trasciende cualquier “etiqueta” posible, es un deseo catalogable como humano.
La diferencia es que en el pasado este equilibrio no era más que un deseo lejano, dado que principalmente no existía “el medio” para alcanzarla. Son muy pocos aquellos que pueden desear algo e imaginarlo como algo real al no conocer el camino para alcanzarlo (los innovadores). Paradójicamente, la tecnología que avanzó gracias a estos “innovadores” ha hecho todos esos deseos posibles. La tecnología entonces, no es más ni menos que la respuesta a preguntas y deseos que van avanzando y progresando con el ser humano.
Como generación tenemos un reto que no tuvieron las anteriores y es este el desafío que nos toca: asegurarnos que lo que la tecnología nos permite transforme positivamente nuestras vidas facilitando nuestro día a día. El mundo laboral “del pasado” está llegando a su fin y ahora puede convertirse en aquel del presente y del futuro. Hoy tenemos las herramientas y sabemos cómo. No, no somos tan diferentes entre sí, solo depende de cada uno de nosotros, de colaborar y trabajar juntos, todas y cada una de las generaciones, para lograr a satisfacer aquello que hoy se nos adjudica a nosotros, pero que, en realidad, nos trasciende: la búsqueda del bienestar, el balance entre vida laboral y personal y la satisfacción en donde sea que nos encontremos.